![]() ![]() Y cuando aparece la escuela a la que va Oliver… tiene una bandera argentina. La historia está ambientada en Ocean Drive, los personajes tienen nombres yankis, pero… comen alfajores, algo que no existe en EEUU. Ya sé, son las primeras semanas de este chico en el rol de Jellykid y todavía tiene muchas más dudas que certezas, pero igual, se supone que esto lo compra gente que quiere ver machaca y emociones fuertes.Īdemás hay algo muy bizarro, que creo que en algún punto es intencional. Se supone que Jellykid es algo así como un comic de superhéroes, pero realmente son poquísimas las secuencias en las que vemos a Oliver en acción, luchando contra algo o rescatando a alguien. Y ahora que en vez de 24 páginas leí 85, no puedo evitar sentirme decepcionado por un guión que cumple muy poco de lo que prometía en el arranque.Įn los tres episodios que le siguen al del origen del personaje, Viglino acumula lugares comunes ya muy trillados y –lo más notable- ofrece poquísimas escenas de acción. ¡Ay, ay, ay! ¿Qué pasó, Jellykid querido? Cuando leí aquellas primeras páginas en la antología Purple Comics (ver reseña del 05/06/15) me entusiasmé muchísimo con esta creación de Franco Viglino. ![]()
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